Pero enfin, al margen de nostalgias y pesadumbres, seguiremos estrujando la realidad diaria entorno al polémico anuncio de cierre del Colegio de la Enseñanza.
Ha pasado ya practicamente una semana desde que la noticia corrió como la pólvora entre lo padres, un poco más desde que los profesores recibieran el mazazo. Y en estos pocos días se han ido sucediendo difrentes manifestaciones y posicionamientos, de forma aplastantemente contraria al cierre.
Entonces, ¿por qué esta decisión de la Compañia de María?
Los problemas aducidos por sus representantes en la reunión en el Colegio fueron excesivamete sucintos:
a)La existencia desde hace más de 10 años de un plan de reestructuración para disminuir Colegios, en el que desde el principio se ha encontrado el Colegio de Santander.
b)La falta de vocaciones y la disminución de religiosas es determinante a la hora de imposibilitar la gestión de más de 20 Centros en toda España, y el caso de Santander es la prolongación de otros casos de cierre o transferencia de la titularidad.
c)Durante los 2 últimos años se ha intentado buscar la alternativa de encontrar una entidad que asumiese la titularidad, bien otras congregaciones religiosas o incluso la Junta Directiva de profesores, sin que las gestiones hayan fructificado.
Soy, probablemente de los pocos, que piensan que la operación urbanística que se ha conocido estos días no ha sido el motivo fundamental de la decisión de la Compañia de María (sobre este tema y la actuación municipal me reservo para otro capítulo), aunque no es menos cierto que seguramente ha supuesto un aliciente suficiente como para cerrar de un plumazo los quebraderos de cabeza de 10 años de dificultad en la gestión del Colegio.
Entendiendo todos los argumentos que han expuesto, y haciendo todo lo posible por comprenderlos, sigo sin ser capaz de compartir la necesidad de esa decisión.
¿Cómo es posible que las seguidoras de Juana de Lestonac, que levantó colegios hace 400 años a buen seguro con muchas más dificultades, se rindan sin antes llegar a la extenuación?
¿Cómo es posible que después de 154 años de lucha por crear un modelo educativo en Santander, y aunque sea cierto que 10 años de dificultades son muchos, no dejen abierta una puerta para intentar reconducir el asunto con la participación de toda la comunidad escolar?
En la reunión dijeron: "estamos agotadas, ya no podemos más". ¡¡¡ NO ES SUFICIENTE, Madres !!! La Compañia de María debe estar a la altura de su fundadora y de sus 400 años de tradición, y abrir la oportunidad a un diálogo y a una solución por la que van a clamar no solo los presuntos afectados directamente, sino una ciudad entera.
Y deben reflexionar, porque si bien es cierto que cada vez son menos monjas y más envejecidas, esta es una tendencia que no tiene visos de cambiar, al menos a corto plazo, de modo que sino luchan por buscar soluciones de continuidad lo que realmente estarán hacendo es poner fin al proyecto Compañia de María en España. Porque detrás del cierre de Santander volverá a repetirse el mismo círculo vicioso de "a menos monjas menos colegios y a menos colegios menos monjas" y se sucederán nuevos cierres hasta terminar con un proyecto educativo que durante siglos ha sido ejemplar.
Desde aquí una llamada a la reflexión por parte de la Compañia de María. Abran sus ojos, sus mentes y sus corazones y muéstrense receptivas a lo que su comunidad escolar de Santander les dice. Después piensen que, tal vez, este gran problema de Santander para el que ya no tienen fuerzas bien merezca un último aliento en pos de abrir un nuevo camino, no solo para Santander, sino para el conjunto del gran proyecto educativo Compañía de María.
1 comentario:
Nos presentastes un video que consideré excelente y te envié mi enhorabuena. Ahora ACIERTAS en tu conclusión, yo la vengo sosteniendo desde el principio. Lo expresas así "la operación urbanística que se ha conocido estos días no ha sido el motivo fundamental de la decisión de la Compañia de María". Espero que pronto alcance a la mayoría y acertemos en la estrategía para preparar una transición constructiva, porque, aunque me disguste no soy optimista en un cambio de opinión de la Cía. de María.
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