Es por ello, por su carácter cualificado, que estas personas que se han entregado a la fe de Cristo tienen que ofrecer más que el resto de los mortales, porque al fin y al cabo en ellas hemos depositado la confianza de ser valedores de los principios más elevados que han de dirigir nuestras vidas. También es cierto que pueden equivocarse como cualquier hombre o mujer, así Pedro que negó tres veces a su Dios. Y sin duda, serán perdonados por la misericordia infinita de Dios. Pero ahora, en la realidad que nos toca vivir, deben escuchar en su intimidad la voz más sincera de su corazón, y recordar esos pasajes del Evangelio que nos cuentan como Jesús resistió en cuarenta ocasiones las tentaciones del demonio.
Vosotras, madres o hermanas, tenéis una misión cualificada en vuestras vidas, y por ello nos permitimos hoy recordar unas sencillas promesas que han de alimentar vuestra acción de cada día:
9. "La enseñanza de los niños es el fin principal de nuestro ministerio, y todo lo que nos aparte de ella se debe calificar de mal espíritu...."
12. "Nadie ha de haber en esta Orden que se niegue a la enseñanza de los niños..."
13. "Todo lo que nos aparte de ésto debe ser tenido por sospechoso, pues difícilmente será bueno lo que nos separe de nuestra vocación..."
Gracias al compañero o compañera que tuvo el acierto de recordarnos estas reglas. Sin duda servirán para iluminar nuestro camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario